Balance sin culpa: cómo cerrar el año con amabilidad hacia uno mismo

El mito del “año exitoso” y la presión de los balances

Betjan advierte que las redes sociales potencian la idea de que un año es valioso solo si estuvo lleno de logros visibles: “Pareciera que todos muestran metas fotografiables o instagrameables. Y quienes no lograron algo ‘grande’ sienten angustia”.

"¿En qué te enfocarías este año aun sabiendo que todo puede volver a cambiar?"

La psicóloga propone otra mirada: “A veces, el mayor logro del año fue sobrevivir. Mantener hábitos. Sostener lo que ya estaba. O soltar lo que había que soltar. Eso también es crecimiento”.

Los balances, explica, no deben convertirse en una sentencia. “Un año es apenas un capítulo dentro de miles de días de nuestra vida. No define si somos un éxito o un fracaso”.

Empezar algo nuevo… ¿por qué esperar al lunes o al 1° de enero?

La especialista señala que muchas personas postergan decisiones importantes por culpa del calendario. “No se empieza terapia en diciembre. No se comienza el gimnasio un jueves. Siempre ‘el lunes’, ‘en enero’, ‘el año que viene’. ¿Por qué? Si lo necesitás, empezalo hoy”.

Para ella, el punto central es preguntarse:
— ¿Qué necesito?
— ¿Cuál es el primer paso?

“Ponerse una fecha puede ayudar, pero sin caer en la rigidez ni el perfeccionismo", sostuvo.

Reevaluar, redireccionar, perdonarse

Betjan recuerda que las metas también pueden cambiar en el camino. “Quizás querías comprarte algo, pero se rompió la heladera y tuviste que priorizar. No es un fracaso: es reorganización”.

La clave es evaluarse a uno mismo como se evaluaría a un amigo: “Con amabilidad, no con un látigo en la mano”.

Fiestas, duelos y la silla vacía

Para muchas personas, la Navidad y el Año Nuevo no son sinónimo de fiesta. “A algunos les toca atravesar su primera Navidad sin alguien. Para otros, las cosas cambiaron y las fiestas ya no son lo que eran. No está mal sentirse triste. Es parte del proceso”, sostiene Betjan.

No se trata de obligarse a estar bien, sino de permitirse sentir y, con el tiempo, resignificar. “No porque deje de doler, sino porque duele distinto”.

Resignificar lo importante

La psicóloga comparte una reflexión que encontró en su celular, escrita en enero de 2021, pospandemia: “¿En qué te enfocarías este año aun sabiendo que todo puede volver a cambiar?”

Para ella, esa frase resume el espíritu de fin de año: “En 2020 nos dimos cuenta de qué era realmente importante: los afectos, el tiempo, la presencia. Hoy, aunque volvimos a las rutinas, no deberíamos olvidarlo”.

Agradecer y elegir cómo vivir estas fechas

Betjan propone un ejercicio simple:
— ¿Qué tengo hoy que mañana podría extrañar?

“Sabemos rápido lo que está mal —dice—, pero cuesta más agradecer lo que sí tenemos”. Las fiestas, asegura, pueden ser una buena excusa para festejar… o para pasarla lo mejor posible según el momento emocional de cada uno.

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