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"En una de las cosas en las que más nos damos cuenta que nos afecta la ansiedad es en el descanso, cuando a la noche queremos dormir y se prende la tele de los pensamientos y nos termina perjudicando porque no rendimos al día siguiente, perdemos la capacidad de concentración, estamos más vulnerables e irritables y se nos dificulta gestionar las emociones", comenzó diciendo.
"Cuando se habla de descanso lo asociamos al dormir, pero es importante hablar del descanso en un contexto de 24/7. El ser humano necesita funcionar pero también tener su momento para apagarse. En el ajetreo del día a día le queremos meter a toda máquina a nuestro cuerpo y a nuestra mente, pero nos olvidamos de la importancia del descanso", manifestó.
"Cuando nos empezamos a acostumbrar nuestra mente pasa a estar en un estado de alerta. Si estamos corriendo desde las 8 de la mañana hasta las 22 es poco probable que el descanso sea realmente reparador", indicó.
Cómo reconocer que la ansiedad está afectando el descanso
"Estamos más irritables, perdemos la capacidad de concentración, nos empezamos a angustiar sin darnos cuenta. También tenemos que pensar cómo nos relacionamos con la gente que queremos, si tenemos tiempo para las cosas que nos gustan. La salud también es un gran indicador de nuestro estado psicológico como que se nos caiga el pelo, se nos brote la piel, tengamos dolores de cabeza, contracturas musculares o se bajan las defensas", apuntó.
"Tenemos que dejar de romantizar la idea de la sobrecarga, porque por ende también está mal visto el descanso. Hay que sacarnos esa idea de que el sobrepeso es algo a admirar, no es sano, no nos hace bien", afirmó.
"Hay que buscar la manera de bajar ese ritmo ajetreado del día a día, pensar si realmente necesito hacer todo en una jornada, qué podría dejar, qué podría delegar, qué podría suspender. En el afán de trabajar más, de la fama, del dinero que sí es necesario, no nos damos cuenta que terminamos perdiendo mucho más", marcó.
"Cuando uno tiene un día a día tan agobiado, el descanso y la mente se ven perjudicados", destacó.
En cuanto al tiempo de descanso, Betjan indicó que "entre 6 y 8 horas de sueño son necesarias porque el cerebro necesita descansar, necesita ese espacio reparador. Hay personas que duermen menos y parece que rinden pero lamentablemente a largo plazo tiene consecuencias".
"A la siesta se recomienda entre 15 y 35 minutos de descanso porque si se prolonga, el cerebro entra en un estado de descanso mucho más profundo y por eso cuando lo cortamos puede ser contraproducente. No se trata de dormir sino de un estado de somnolencia, de reposo, para resetearse", añadió.
Para contactarse con Gabriela Betjan escribir al 3625-185619 o al Instagram @psi.gabriela_betjan
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