Un guacamayo murió por el disparo de una gomera en Corrientes: “Esto se cambia con educación y entre todos"

Hace más de 150 años, el guacamayo rojo, una de las aves más coloridas y emblemáticas del nordeste argentino, desapareció de los cielos del país. Hoy, gracias al trabajo de Fundación Rewilding Argentina, la especie volvió a habitar los Esteros del Iberá y se convirtió en símbolo de la recuperación ambiental en la región.

“El guacamayo rojo es una especie de loro grande, un loro rojo gigante, que vivía en Corrientes y en otras partes de Argentina, pero se extinguió hace más de siglo y medio. Hace diez años comenzamos a trabajar para traerlo de vuelta al ecosistema de Iberá”, explicó Marianela Masat, coordinadora del proyecto de reintroducción.

Durante la última temporada reproductiva (2023-2024), tres ejemplares nacieron en libertad: Charruá, Pampa y Toba. “Estos tres hermanitos nos llenaron de alegría porque nacieron en Iberá y emprendieron una travesía increíble. Volaron más de 350 kilómetros, pasando por Villa Olivari, Isla Pipé Grande, Loreto, Carlos Pellegrini y Concepción”, relató Masat.

Una pérdida que busca generar conciencia

El recorrido de los guacamayos fue seguido de cerca por los vecinos y voluntarios del proyecto, quienes reportaban sus apariciones en cada localidad. Sin embargo, la historia tuvo un episodio doloroso.

“Lamentablemente, en Concepción, uno de ellos —Charruá— fue herido con un proyectil compatible con una gomera. A pesar de los esfuerzos veterinarios, la lesión fue fatal”, contó Masat con pesar.

El hecho generó conmoción en la comunidad y encendió una discusión sobre el uso de gomeras y armas de aire comprimido, aún comunes en zonas rurales. “Es algo que todavía se ve en muchas provincias, donde las gomeras se usan como juguetes. Los chicos salen a tirar a los pajaritos sin entender el daño que provocan. Pero también vemos que eso está cambiando: hoy, en Villa Olivari, sería impensado que alguien lastime a un guacamayo. La gente los defiende y los ama”, agregó.

Desde 2021, el guacamayo rojo fue declarado Monumento Natural de Corrientes, alcanzando el mismo nivel de protección legal que el yaguareté. “No se le puede hacer daño a un guacamayo: está penado por ley. Pero, más allá de la norma, la primera razón para cuidarlo debe ser el respeto y el amor por la vida”, sostuvo la especialista.

Educación y compromiso ciudadano

Masat considera que la educación ambiental es la clave para evitar este tipo de hechos. “Esto se cambia con educación, pero también entre todos. Si ves a un chico con una gomera, explicale que está mal, que hace daño. No hay que mirar para otro lado”, expresó.

Pese al dolor por la pérdida de Charruá, la coordinadora destacó el impacto positivo del caso: “En diez años de trabajo, es la primera vez que nos pasa algo así. Es triste, pero servirá como ejemplo para reforzar la conciencia y evitar que se repita. Creo que la gomera va a pasar a la historia”.

Masat también mencionó que se hizo la denuncia para identificar al responsable.

Una vida dedicada a la naturaleza

Masat vive desde hace una década en los Esteros del Iberá, donde coordina los portales Cambiretá y Yerbalito. “Soy santafesina de nacimiento, pero correntina de corazón. Trabajo todos los días en el campo, monitoreando guacamayos, osos hormigueros”, describió.

Con una sonrisa que se percibe incluso a través de la radio, invita a los oyentes a conocer el Iberá: “Hay que venir a verlos. Un guacamayo alegra el día, es un animal hermoso y carismático. Verlo en libertad es una experiencia que no se olvida”.

Para quienes deseen conocer más sobre el trabajo de conservación, la Fundación Rewilding Argentina difunde información en sus redes sociales y página web, además de ofrecer la posibilidad de visitar las reservas donde los guacamayos vuelven, poco a poco, a llenar de color los cielos correntinos.

Mirá la entrevista completa.