Consumió alimentos de la canasta básica por tres meses y notó "un descenso de peso marcado"
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Consumió alimentos de la canasta básica por tres meses y notó "un descenso de peso marcado"

Florencia Demarchi, investigadora y voluntaria del proyecto Czekalinski, mediante el cual se buscaba saber qué efectos tiene alimentarse con la canasta básica alimentaria, habló sobre los resultados que arrojó el experimento ¡Escuchá la nota!


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Mañanas en Libertad

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31/12/2019
 /  libertaddigital.com
 -  Política  /  Redacción: Soraya Casco

"Un grupo de personas que viene trabajando en medición de pobreza, tomó la canasta básica de alimentos que propone el INDEC y buscó a través de este proyecto saber cuál es el impacto real que tiene en una persona", dijo.

La investigación fue llevada a cabo por un grupo de investigadores del CONICET y Demarchi fue una de las voluntarias que debió abandonar el proyecto, ya que afectó a su salud.

"Un sector de voluntarios comenzamos a consumir la canasta básica, otro se enfocó en las Guías Alimentarias para la Población Argentina y otro se mantuvo en su alimentación cotidiana", indicó.

"Me dieron el listado de la canasta básica que incluye 58 alimentos y está dividido para hombres y mujeres. Esa es la cantidad de alimentos que uno tiene mensualmente según este indicador", señaló.

"Nosotros debíamos consumir esa cantidad, más allá del costo. Si el costo variaba o no, eso estaba previsto en el presupuesto del proyecto. La idea era ver qué pasa en el cuerpo de una persona, consumiendo estos alimentos más económicos", manifestó.

"Nos hicieron una evaluación médica, para tener un panorama general de cómo estábamos antes de hacer el experimento. Luego teníamos controles periódicos, el peso se medía todas las semanas. A los tres meses (mitad del experimento) debíamos volver a realizarnos la evaluación y en mi caso se detectó que el descenso de peso que yo tenía era muy marcado", contó.

"Mi índice de masa corporal llegó al límite inferior, casi a bajo peso. Esto se sumó a que anímicamente estaba muy cansada y no realizaba mis actividades de manera fluida", afirmó.

"Intenté respetar las cuatro comidas, porque era el hábito que tenía antes de empezar. Probablemente tuve que cambiar la forma en la que lo hacía. Antes me comía una fruta o un pan integral y luego tuve que consumir pan blanco con algo de mermelada y tal vez menos leche", repasó.

"No me alcanzaba la cantidad de alimentos para realizar una colación intermedia, a media mañana o media tarde", aseguró.

"El tamaño de las porciones era menor y además tuve que comer más papa y pan, lo cual no era muy habitual en mí pero debí incorporarlo porque no tenía variedad de alimentos", sostuvo.

"Nunca me quedé con hambre, eso es uno de los datos principales. Sobreviví, pero en ningún momento me sentí con libertad de elegir lo que yo quería, es algo que me frustraba. En una reunión llevaba un tupper o rechazaba ir a comer a un lugar. Durante ese período, consumí comida hecha por mí", precisó.

"Ahora queda analizar los datos de todos los voluntarios. Todavía no hay conclusiones científicas sobre este experimento, tenemos datos parciales. Que a la gente le haga ruido hablar de alimentación, pobreza y oportunidades, ya significa algo", cerró.

En esta nota: #canastabásica

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