Juicio por Cecilia: la defensa de Marcela negó el plan familiar y admitió solo un encubrimiento
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Juicio por Cecilia: la defensa de Marcela negó el plan familiar y admitió solo un encubrimiento

En su alegato de clausura, la defensora oficial Celeste Ojeda sostuvo que Marcela Acuña no ideó ni participó del homicidio de Cecilia Strzyzowski y que recién seis horas después “se da cuenta de que algo grave había pasado”.


13/11/2025
 /  libertaddigital.com
 -  Sociedad  /  Redacción: Gabriel Bobis

Libertad Digital

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Las defensas de los Sena intentan desarmar, punto por punto, la teoría del “plan familiar” que sostuvo la fiscalía durante todo el juicio por jurados por el femicidio de Cecilia Strzyzowski. Esta vez fue el turno de Celeste Ojeda, defensora oficial de Marcela Acuña.

Marcela tiene la esperanza de que hable quien tiene que hablar”, dijo al inicio de su exposición, que se extendió por poco más de una hora. Antes, había intentado reconstruir minuto a minuto el 2 de junio de 2023 para instalar una idea central: que Acuña no sabía que Cecilia había sido asesinada y que recién a las 16.51 percibió que algo grave había ocurrido.

El mensaje de las 16.51: “algo grave con César”

Ojeda arrancó su alegato con el mensaje que ya había mostrado en la apertura, pero esta vez completo: “Fabi, creo que sucedió algo grave con César. Hablá con Gustavo. No le digas a Eme ni a César. Estoy desesperada”.

Eran las 16.51 del 2 de junio. Para la defensa, ese horario es clave: “Si los acusadores ubican la muerte de Cecilia entre las 10 y las 10.47, pasaron seis horas hasta que Marcela manda este mensaje. Seis horas hasta que se da cuenta de que algo grave sucedió en su casa”, remarcó.

“Yo les dije que les iba a demostrar con pruebas lo que pasó ese 2 de junio. Hoy los puedo mirar a la cara, uno por uno, y decirles que probé todo lo que dije, con mis pruebas y con las de la fiscalía”, agregó.

La mañana del 2 de junio: casa llena, no vacía

Para desarmar la idea de un “plan” que dejaba la vivienda de Santa María de Oro 1460 a disposición de César para matar a Cecilia, Ojeda se apoyó en las cámaras del frente y en los propios peritajes oficiales.

Recordó que:

  • A las 7.15, Emerenciano Sena sale solo de la casa en su camioneta.
  • A las 8.30, llegan en moto dos personas que ingresan al domicilio: según el cabo Cruz, se trata de Fabiana González y una mujer identificada como Diana.
  • A las 9.11, Marcela toma un remis rumbo al barrio Emerenciano.

“Acá se intentó decir que se fueron los dos y la casa quedó sola. Ustedes vieron que no: a las 8.30 habían ingresado dos personas. La casa no estaba vacía”, subrayó la defensora.

Tres minutos después de que Marcela se va, aparece César. “No se ve que entre directo, señaló, se ve que espera a que alguien le abra. Como la noche anterior, cuando estuvieron casi una hora afuera: evidentemente no tenía llave”.

Para Ojeda, ese detalle derrumba también la idea de un plan calibrado: “Qué gran equivocación de un plan criminal, armar un homicidio y no tener llave para entrar”.

Según su reconstrucción, entre 9.15 y 9.16 ingresan César y Cecilia, con Fabiana ya adentro. A las 10.07 se registra la última búsqueda de Cecilia en el teléfono. A las 10.11, Fabiana se va del domicilio.

“Y a las 10.17 —agregó— se envía lo que considero el último mensaje de Cecilia con vida: una reserva para el viaje en la ciudad de Buenos Aires”.

César “raro”, rasguños y una madre que “anda de detective”

El alegato también se metió en lo que pasó después de esa mañana. Según Ojeda:

  • A las 10.46, César se retira solo de la casa y se va al barrio, donde se encuentra con su madre.
  • Marcela declara que lo vio “raro”, con rasguños, y que él le habla de una pelea con Cecilia, pero no llegan a conversar en profundidad.
  • Más tarde, César se va al operativo en Colonia Elisa, acompañado por la militante Rita Romero, a pedido de Marcela.

“¿Qué persona que está poniendo en marcha un plan criminal trae a un tercero de afuera para que le pregunte al hijo qué le pasa?”, cuestionó la abogada.

Citó mensajes de ese mediodía y la siesta, en los que Marcela le dice a Fabiana que César está “medio triste”, que va a dormir esa noche con Gustavo Obregón y que “algo le pasó, está rasguñado”. También recordó el testimonio de Rita, quien relató que Marcela le pidió que hablara con César porque estaba preocupado por su estado de ánimo y los rasguños.

“Marcela andaba ‘de detective’, tratando de saber qué había pasado con César. Si ella ya supiera todo, ¿para qué pedirle a otra persona que le saque información?”, planteó.

La llegada de Roxana y “el bulto” en la planta baja

Uno de los momentos más fuertes del alegato fue cuando Ojeda repasó el rol de Roxana Ferreira, la mujer que iba todos los viernes a planchar a la casa de los Sena.

La defensora cuestionó que, según declaró el cabo Cruz, unos segundos del video de cámaras donde se veía la llegada de Roxana fueron recortados “por orden del fiscal” por considerarse irrelevantes.

“Si había un plan criminal en marcha, ¿cuál es la lógica de recibir a la señora que plancha? ¿Por qué no le dijeron ‘hoy no vengas’? Marcela le abrió la puerta, Roxana entró, estuvo sola en la planta baja y llegó hasta la zona del pasillo que da a la habitación 3. Eso es incompatible con alguien que ya sabe que hay un cuerpo ahí”, sostuvo.

Luego retomó lo que tanto Marcela como Roxana relataron en el juicio: Acuña baja, junta ropa, ve una puerta corrediza —que llevaba a una zona tipo depósito— entreabierta, algo que no era habitual, entra al pasillo y en la habitación 3 ve “un bulto”.

“Ella contó que lo relacionó inmediatamente con los rasguños de su hijo y salió espantada. Y ahí se entiende el mensaje de las 16.51: ‘creo que sucedió algo grave con César’”, dijo Ojeda.

Obregón, Fabiana y el “quiebre” de las 17

A partir de ese hallazgo, la defensa marca lo que llama “el quiebre de las 17 horas”.

Según la cronología que expuso Ojeda:

  • 16.58: llega Gustavo Obregón a la casa. Roxana lo describe “nervioso, acelerado, buscando algo, subiendo y bajando”.
  • Obregón recorre las habitaciones y, según la propia Marcela, le confirma lo que ella no se animaba a nombrar: un cuerpo.
  • 17.05: Marcela manda a Fabiana un mensaje: “Urgente, andá a casa por favor”.
  • 17.08: Obregón le pide a Roxana que se retire, pese a que su horario de trabajo no había terminado.

“Desde ese momento —interpretó Ojeda— Marcela actúa de manera precipitada, no organizada. Pide ayuda a su gente de confianza, intenta ganar tiempo con su marido y solo tiene una idea: que ‘eso’ salga de su casa”.

La defensora leyó los mensajes en los que Marcela le dice a Fabiana: “Te aviso cuando estamos yendo con Eme, estoy desesperada. Le dije a Eme que Gustavo está con Samuel, pero tenemos hasta las 19.30 para sacar eso de mi casa. Lo puedo entretener hasta esa hora”.

“¿Cómo pueden decir que este es el segundo tramo del plan? —interpeló al jurado—. Lo que se ve es a una mujer desesperada, que intenta ocultar a su marido lo que cree que pasó con su hijo. Marcela no decide qué hacer con el cuerpo, no ordena cómo seguir. Pidió que saquen el problema de su casa, nada más”.

“No hubo plan criminal, hubo encubrimiento de una madre”

Ojeda reconoció sin rodeos varios actos que la fiscalía señaló como parte del plan: la donación de muebles, las manifestaciones públicas, el cambio de celulares. “Yo no vine a negar que ella haya donado muebles. No vine a negar que haya hablado con la prensa ni que haya cambiado el teléfono. Ella tampoco lo negó. Nosotros aceptamos todo eso: es encubrimiento”, afirmó.

Y remarcó la diferencia que, a su criterio, debe trazar el jurado: “No es lo mismo crear y organizar un plan para dar muerte a alguien, que no tener idea de lo que sucedió, enterarse seis horas después y, desde ahí, hacer todo para ocultarlo”.

El viaje a Ushuaia y la “voz” de Cecilia

La defensora también salió al cruce de otro pilar de la acusación: que Marcela habría ideado un falso viaje a Ushuaia para sacar a Cecilia del medio. Según Ojeda, los testimonios y los chats muestran que la idea del viaje “siempre estuvo en la cabeza de César”, y que él era quien se lo contaba a Cecilia, a su psicóloga y a su entorno, atribuyéndolo a su madre.

“Todos dicen ‘César me dijo’. César puede decir muchas cosas. De ahí a que Marcela supiera, hay un trecho”, sostuvo.

Para respaldar su argumento, leyó fragmentos de un extenso mensaje de Cecilia del 6 de octubre de 2022, recuperado del celular por la defensa, en el que la joven describe cómo es su relación con César:

“La gente cree que él es incrédulo y manejable, pero desde que lo conozco solo demuestra que es un chico muy inteligente y muy manipulador. Siempre tiene un plan y no tiene problema en que sea legal o no, si miente o lastima gente, si él se sale con la suya (…) tiene una costumbre de mentir casi por todo”.

“Esa es la voz de Cecilia —enfatizó—. Esa voz la trajo la defensa, no la fiscalía. Y muestra a un César que miente, manipula, se maneja solo y no les cuenta todo a sus padres”.

Odio, remeras rojas y trabajo en el movimiento

Ojeda también intentó relativizar la idea de un supuesto odio de Marcela hacia Cecilia, que la fiscalía buscó instalar en base a testimonios de Gloria Romero y Mercedes Flores. “Se habló de que no quería ser piquetera, de que no quiso ponerse la remera del Che Guevara. Y con eso arman un plan criminal. Pero las pruebas técnicas muestran otra cosa: Cecilia trabajó en el centro comunitario, usó el ambo rojo, participó del entorno del movimiento”, enumeró.

También negó que existan mensajes de Cecilia refiriéndose a Marcela como “la vieja chota”, expresión que, según la defensa, solo apareció en el relato oral de Gloria.

“El celular de Cecilia se abrió completo. Vimos mensajes con Ronan, con Gloria, con César. Ese término no aparece en ningún lado. Para sostener el plan tenían que construir la imagen de odio, aunque la evidencia digital dijera otra cosa”, señaló.

El pedido al jurado: de partícipe del homicidio a encubridora

Sobre el final de su alegato, Ojeda retomó la figura penal que, a su criterio, corresponde a su asistida: “Como les dije desde el primer día, Marcela no ideó ni participó del homicidio de Cecilia. Marcela se enteró de que algo grave había pasado con su hijo seis horas después, y desde ahí hizo todo para ocultarlo a su marido. Eso es encubrimiento agravado, no homicidio ni plan criminal”.

Y cerró con un mensaje directo a los integrantes del jurado popular: “Les pido que recuerden la línea de las 17 horas. Antes, no hay prueba de que Marcela supiera lo que estaba pasando en su casa. Después, sí hay prueba de que encubrió a su hijo. Es muy distinto crear y organizar un plan para matar, que actuar por el reflejo de una madre desesperada. Por eso, les pido un veredicto de culpabilidad por encubrimiento agravado, y no como partícipe del homicidio”.

 

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