Construcción en Chaco: entre la parálisis de la obra y el esfuerzo por sostener el empleo

El sector de la construcción en Chaco atraviesa una de sus etapas más críticas. Según el vicepresidente de la delegación Chaco de la Cámara Argentina de la Construcción, Mauro Guidini, la situación se explica en tres ejes: la obra pública nacional, la que sostiene la Provincia y los municipios, y las inversiones privadas, hoy prácticamente paralizadas.

En diálogo con Libertad, Guidini trazó un diagnóstico crudo sobre el impacto de la quita de fondos nacionales y el efecto devastador en la generación de empleo en la construcción chaqueña. “En junio de 2023 había alrededor de 12 mil trabajadores en la construcción. Para diciembre ya habían caído a 7.500, antes de la gestión Milei. Y en enero de 2024, cuando se confirmó que no se iba a cobrar más por obra pública nacional, el número descendió a apenas 2.000”, detalló.

El freno de la Nación y la dependencia provincial

El dirigente explicó que el corte de pagos de las redeterminaciones de precios durante 2023 marcó un punto de inflexión. “Los contratos de obra son a largo plazo. Si la bolsa de cemento vale 10 pesos, no podemos cobrar 5. Esa actualización se dejó de pagar y ahí comenzaron a frenarse los proyectos”, señaló.

La provincia, que depende en un 80% de fondos nacionales para la construcción, sufrió un desplome. No obstante, Guidini destacó el esfuerzo local: “El gobierno provincial ha mantenido e incluso incrementado la proporción de obra pública. Eso permitió que hoy estemos en unos 4.000 a 4.500 empleos, tras la caída brusca que provocó la finalización de grandes proyectos como el de energía solar de Green Energy”.

Un sector privado que no despega

En cuanto a la construcción privada en Chaco, Guidini aseguró que las condiciones son muy limitadas. “Somos una provincia marginal y con la ciudad más pobre del país. La capacidad de ahorro es mínima y las tasas variables de los créditos inmobiliarios asustan. Tres o cuatro puntos de suba en la tasa pueden disparar un 30 o 40% la cuota, y eso desalienta cualquier inversión”, explicó.

El dirigente reconoció que existen pequeños movimientos de obra informal en el interior, con familias que utilizan, por ejemplo, el aguinaldo para refacciones menores, pero que no se reflejan en las estadísticas oficiales.

Deuda y ajustes asimétricos

Otro punto crítico señalado fue la deuda heredada de la gestión nacional anterior, que aún no fue saldada. “Hubo certificaciones impagas de hasta dos años. Lo poco que se abonó se hizo a precios históricos, con inflaciones del 100% o 200% que licuaron totalmente las deudas. Eso dejó a muchas empresas constructoras sin capacidad de financiamiento. En nuestro caso, tuvimos que despedir 500 personas en un año, un costo altísimo que llevó un año y medio cubrir”, relató.

Guidini contrastó la situación con la del propio Estado: “La construcción perdió la mitad de los trabajadores, pero el Instituto de Vivienda del Chaco mantiene la misma cantidad de empleados que antes, pese a ejecutar menos de la mitad de los proyectos”.

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